martes, 17 de abril de 2012

'La conspiración de las mantillas'- Nuestra Historia de la Moda I

    Ya de vuelta de esta estupenda Semana Santa y todavía hechizada por el envolvente aroma a incienso, me gustaría contaros una historia que he descubierto hace poco, y que explica el uso de una de las prendas que más me gusta dentro de la tradicional indumentaria española.


                        El hecho histórico es ‘La conspiración de las mantillas’ y la prenda, es, sin duda ‘la mantilla española’.  
 
     Pues bien,  la llamada ‘conspiración de las mantillas’ fue la forma de protestar  que tuvieron las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras que querían imponer Amadeo de Saboya (rey de España de 1870 a 1873) y su esposa María Victoria. ....
El rechazo hacia ellos y hacia sus costumbres foráneas fue tal, que las madrileñas se negaron a lucir sombreros cuando salían  a la calle, ya que esta era una costumbre de la nueva casa real. En su lugar lucían la clásica mantilla y peineta española, al salir a la calle. Tres años después de llegar al trono Amadeo I tuvo que renunciar al trono de España por la “ingobernabilidad” de los españoles, y claro está, de las españolas.

   De todas formas, la mantilla de encaje se empieza a utilizar como prenda distinguida en España, en el siglo XVII. Ya en cuadros de Velázquez aparecen damas de la alta sociedad luciendo esta prenda. Pero no fue hasta el siglo XIX, cuando la mantilla alcanza su mayor raigambre, potenciado por la predilección de la reina Isabel II hacia ella. 

  A la izquierda vemos una imagen de la Reina Victoria Eugenia de Battenberg con mantilla marfil asistiendo a un festejo taurino. 

 Madrid años 20.

Años 60.

    En el siglo XX, la mantilla fue perdiendo popularidad salvo en algunas regiones como Madrid o Andalucía donde tardó en desaparecer. 

    En Semana Santa era tradicional que las damas se vistieran de negro portando sus mejores galas: peineta de carey sobre la cual se ponían la mantilla negra de encaje, que se lucían acompañando a las procesiones y visitando las iglesias de la ciudad. 

   Hasta mediados de siglo esta tradición se mantuvo fielmente de madres a hijas; en algunas casas sevillanas de un cierto rango social se vestían todas las mujeres de la familia, e incluso tenían siempre en reserva una mantilla por si llegaban invitadas de fuera de la ciudad. ¿Curioso verdad?

Actualmente, y muy a mi pesar, la mantilla reduce sus apariciones a las procesiones de Semana Santa, a bodas de carácter especial u ocasiones señaladas que requieran este complemento, y a festejos taurinos tradicionales en plazas de toros más conservadoras.

 
Según mi opinión este complemento, no hace otra cosa que potenciar la increíble belleza racial de la mujer española… ¿Te atreves con ella? 


   Más adelante hablaremos de los tipos de mantilla y peineta, como se coloca, con qué tipo de indumentaria y cuando y como se ha de llevar de forma correcta según el protocolo.


Love, 

Marian Guzmán //



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